siempre que amanece la atmósfera es perfecta.
camino un poco y empiezo a recordar tu aroma
a cedro, a prado húmedo, a viento del sur.
las horas pasan y el día ataca con furia increíble
no existe acaso un lugar donde esconderse?
camino rápido. no veo nada conocido.
los caminos del hombre se cruzan siempre
como las oraciones de los crédulos acólitos
que entre salmo y salmo se hechan unas copas.
he querido todo este tiempo crear un espíritu
que persiga a todo aquel que gusta del estiércol
que confine en mazmorras de fuego sus deseos.
la fria tarde me hace extrañar tu calor y tu aliento.
camino apurado por entre calles grises y solitarias.
las voces estridentes caen sobre mi como dardos.
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