sábado, 23 de agosto de 2014

Quieres ser Masón? Entonces lee y Entérate qué es la Masonería

Querido Amigo, que has tocado las puertas de nuestra antigua y Augusta Institución, ¿Sabes que puerta has tocado?, ¿Qué se encuentra al otro lado de esa puerta?. Te daré una idea de lo que somos para que medites, solo y en silencio. Y luego de un prudencial tiempo vuelvas a tocar esta puerta, si has decidido ser como la conclusión de este texto nos indica.
SER MASÓN EN NUESTROS DÍAS.
Oirás hablar de Moralidad, Tolerancia, Fraternidad. Y hacemos juramentos de dar la vida por nuestros Hermanos, de respetar Normas y Normas, de vivir “MASONICAMENTE” 24 horas del día, devoramos libros, escritos, trabajos, vamos a ingresar en esta supuesta carrera masónica. ¿Pero, estamos listos?. O solo es un poco de alimento para calmar la voraz glotonería de nuestro ego.
¿Qué mueve a un hombre, al cuál suponemos libre y de buenas costumbres, a dar el paso de unirse a la Masonería? ¿Qué le mueve a buscarnos ?.
He ahí la clave de lo que luego será la percepción que la sociedad tenga de la Masonería...
Pero vayamos por orden. Para ello es necesario comenzar por definir a la Masonería ¡Que no es un Club Social! ¡Ni la correa de transmisión de ideas políticas, sean cuales estas fueren ¡Ni una asociación de ayudas mutuas! ¡Ni un sustitutivo de la religión! ¡Y, en ningún caso, un hobby!. Algunos piensan que es la posibilidad de ascender, o en la condición social, económica, política, o una manera excéntrica de ser diferente, de sonar interesante, misterioso, a las amistades. YO SOY MASÓN!....
¡La Masonería, querido amigo, es una Orden Iniciática, Esotérica, Elitista y Caballeresca!. Velada de alegorías e ilustrada de símbolos.
Como Orden Iniciática reúne una serie de características, tanto por lo que se refiere a su organización, como por lo que respecta a la admisión de nuevos masones, al acceso de estos a la formación y a la graduación y sistema de comunicación por el que los masones llegan a adquirir, única y exclusivamente a través de su trabajo personal, los conocimientos que la Masonería pone a disposición de los que dan realmente el paso que separa al hombre común del auténtico Iniciado. Como Orden Iniciática supone no un horario de uso de las horas libres, que quedarían supuestamente de la vida diaria. Desde el momento en que el hombre común ha pasado entre columnas la Masonería debe ser su forma de vida, amanecemos Masones y anochecemos Masones, vivimos Masones y moriremos Masones.
Como Orden Esotérica y filosófica la Masonería ha conservado y pone a disposición de los Masones que realmente lo son, los fundamentos de la Tradición Primordial que nos llega desde los antiguos Misterios. Y como tal se pierde en el tiempo.

Como Orden Elitista la Masonería pretende recibir en su seno y formar como Masones a aquellos que procuran vivir de acuerdo con valores espirituales, éticos y morales que les convierten en auténticas elites sobre las que descansa el futuro de la humanidad, en un mundo en el que lo que prima son los valores terrenales, fundamentados sobre el materialismo, el poder, la política, el dogmatismo y el sexo desordenado. Debemos trabajar, cada uno en pulir su mente, en la búsqueda de ser la elite del pensamiento, ser cada uno el referente moral que trascienda y refleje estas virtudes: Primero a la familia, segundo al Taller, tercero a la Fraternidad y por último, puede pasar las fronteras de nuestros Templos y trascender a la sociedad.

Elites, no lo olvidemos, son todos aquellos que en un mundo donde reina la materia, la envidia, el interés personal y el rencor, dedican al menos una parte de sus vidas a formarse, a evolucionar espiritual, ética y moralmente, y lo hacen desprovistos de ambiciones bastardas.
Elites son todos aquellos que dedican una parte de sí mismos a los demás, sin esperar otra recompensa que la satisfacción de su propia evolución y la de haber obrado bien; sabiendo, y actuando en consecuencia, que obrar bien no es solo no hacer directamente el mal, sino no permitir, por acción u omisión, que alrededor de uno mismo se obre mal, o lo que es lo mismo, no admitir que impunemente se obre contra las leyes, contra la moral, contra los derechos de los demás, contra el orden legítimamente establecido, contra los principios que defendemos.
Quiero puntualizar que para la Masonería el concepto elitismo no guarda relación alguna con la estirpe familiar ni con nada ligado al mundo de lo físico.
Como Orden Caballeresca la Masonería entiende y trabaja, a través de la acción individual de los auténticos Masones, por la consecución de un mundo finalmente liberado de poderes fácticos, definitivamente de espaldas a cuantos pretenden imponer dogmas y creencias, libre de todo tipo de demagogos, dictadores y dictaduras. Un mundo en el que el servicio a la causa de humanidad sea la guía que oriente la vida de los hombres. Ideal y fin de la Masonería por el que trabajan los auténticos masones sin esperar ni recibir más recompensa que la satisfacción del deber cumplido, al entender que cada uno de nosotros no es sino un simple eslabón en la evolución de la humanidad. Un eslabón de la larga cadena que nos une con aquellos iniciados que hace muchos siglos comenzaron el largo camino, y con los que en un lejano futuro alcanzarán la meta.
¿Qué mueve a un hombre, suponemos que libre y de buenas costumbres, a dar el paso de unirse a la Masonería? ¿Qué le mueve a buscarnos ?.
Los enemigos de la Masonería, temerosos de que la verdad acabe con el poder que obtienen y mantienen a través de la explotación de la ignorancia y la superstición, por mediación de campañas de desinformación sobre el ser, fines y principios de la Masonería, unidas a las de calumnias, difamación e injurias sobre la Masonería y los propios masones, difundidas y mantenidas durante siglos a través de los poderosos medios que controlan, han hecho que nuestra Orden aparezca ante el mundo como una estructura oculta que mueve los hilos de la historia, y el poder por medios según cuentan nuestros detractores, apegados al ocultismo, al satanismo, a la corrupción y al mal.
Falacias con las que desde hace siglos se bombardea a diario a las almas cándidas, han acercado a la Masonería a todo tipo de aventureros que llegan buscando ese poder material que achacan a nuestra Orden quienes realmente lo ostentan. Está claro que a cuantos se hacen iniciar así motivados, no les mueve la Masonería ni sus ideales, sino las propias ambiciones personales y profanas. Son los que pretenden convertir a la Masonería en el soporte de sus carreras políticas, de sus negocios, de sus ambiciones materialistas. Son, también, los que dan autoridad a las campañas de desinformación, a las calumnias, a la difamación a la que está permanentemente sometida la Masonería y, con ella, los masones.
“Una mentira repetida mil veces nunca podrá convertirse en verdad”.
Hombres comunes con una idea equivocada de la Masonería; son los que la creen: Una ONG, un sustituto de la religión, una simple vía para practicar la caridad, un sitio donde hacer amigos, un divertimento, una excusa para salir de casa, la alternativa al sillón del psiquiatra, etcétera. Transformándose con ello en uno de los más graves canceres que padecemos.
Ser Masón en nuestros días es no pretender modernizar la Masonería, ni adaptarla a nuestras propias ideas; por enaltecer nuestro ego, y decir “YO LO HICE”, yo cambié un principio milenario, por el contrario, el autentico masón es Grande en la humildad y se conforma a las leyes de la Orden, a sus tradiciones, a sus usos y costumbres.
Ser Masón en nuestros días es no ambicionar grados, ni títulos, ni oficios, ni honores. El masón que lo es realmente cumple con su trabajo y si sus Hermanos consideran que debe realizar algún trabajo y que sus obligaciones serán otras, asume con humildad las nuevas responsabilidades que adquirirá en el desarrollo de la Obra.
Ser Masón en nuestros días es serlo las veinticuatro horas del día durante los trescientos sesenta y cinco días del año, trescientos sesenta y seis en los bisiestos.
Ser Masón en nuestros días es: enseñar con responsabilidad y generosidad si hay que hacerlo y si somos discípulos aprender con humildad, observando siempre el principio de escuchar, obedecer y callar.
Ser Masón en nuestros días es llevar a nuestra vida privada los principios y verdades que la Masonería enseña.
Ser Masón en nuestros días es considerar más allá de una obligación para con la Masonería, motivo de alegría y felicidad la asistencia a todas las instancias que representen la unión de las familias y los Hermanos. El autentico Masón falta sólo por causas realmente importantes.
Ser Masón en nuestros días es no perder ocasión de reunirse con los Hermanos, es decir, con los masones, a los que realmente se ama, considera y trata como a tales, y por los cuáles realmente daría la vida.
La Masonería no duda en cerrar sus puertas, a los que trasladan sus ambiciones, soberbia y vicios al ámbito de la Orden, contaminándola así con el mundo.
Luego de que has leído estas ideas sobre lo que es: “El ser Masón en nuestros días”, te pediría Querido Amigo que luego de la reflexión profunda que debes haber sobre este escrito, hagas un “Mea culpa”, sobre lo que esperas de la Masonería, y si después de esta reflexión Querido Amigo, te das cuenta que la Masonería no es para ti, las puertas están cerradas, no las golpees aléjate con el mismo honor con el que golpeaste la primera vez. No nos hagas daño, que el daño te lo estás haciendo a ti mismo.


Pero si estas dispuesto a entregar tu vida por esta causa, y hacer de la Orden una forma de vida. Nuestra vida, es tuya.


martes, 19 de agosto de 2014

Recordando a César Calvo

Hoy recordamos a un gran poeta peruano, César Calvo supo retratar el drama cotidiano de la sociedad y describir con elegancia a la mujer, al amor...al olvido.
Disfrutemos leyendo sus textos:

PREGUNTAS  Y PENUMBRAS
¿Y si de pronto huyeran
el valor y el destino
-como alas- de este pájaro
que me lleva a los vientos
o a la muerte?
Tal vez mañana mismo.
Si de pronto volara
de mi pecho
el corazón, cayera
como llave en un pozo:
¿Tú abrirías la puerta, cruzarías
al umbral a mi paso señalado?
Buscando entre los muertos
Es a ti a quien hablo,
a ti que creces
como una larga herida
en mi memoria, a ti que ignoras
como yo
los tatuajes de mi brazo. Es
a ti a quien hablo.
El cuerpo del hermano.
Bajo mi cuerpo
tiéndete, acerca tus oídos
a la tierra: ¿Oyes cómo mis manos
te acarician, como el mar suena
todavía
desde tu corazón?
Nuestro cuerpo encontremos.
Tras la puerta, otro fuego
devora las montañas,
los sueños
y los hombres. No digas
nunca: “hay tiempo,
hay tiempo”. Tal vez
mañana mismo,
buscando entre los muertos
el cuerpo del hermano,
nuestro cuerpo




domingo, 17 de agosto de 2014

Poema

¿Por qué no estás aquí?

Ven a salvarme

De la soledad.

Toca la puerta,

Salta sobre mí

Y devórame

Como siempre

Lo haces.

Llévame lejos

Y canta la tonada

Que hiciste para mí.

Entierra mis zapatos

En medio del horno

Y empuja tu cadera

Al fondo de mi alma.

Quiero tener

Un pedazo

De tu beso

En mi bolsillo

Vacío y seco.

Para restregarlo

En mi cuerpo

De tantos días.


La flor estalla

Entre la sangre

De los niños

Sin hogar

Y yo ni siquiera

Puedo decirte

Que te extraño.

Frota mis manos

Y escupe la tierra

Que pisan los tiranos

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viernes, 15 de agosto de 2014

La Inmortalidad del Alma

La Inmortalidad del Alma es uno de los principios fundamentales de la Masonería, desde que como profanos se nos presenta la solicitud de ingreso, la pregunta es clara y directa ¿Qué piensa acerca de la inmortalidad del Alma? Todo hombre común que aspira a integrarse a nuestra orden debe tratar de responder a esta pregunta, en forma rudimentaria tal vez, pero está obligatorio a responderla.

Si los profanos deben responder a esta interrogante, los masones, con mucha más razón, estamos obligados a hacerlo y deberíamos preguntarnos también por qué creemos en ello y trataré de hacerlo, tal vez no lo logre pero al menos se abrirá un tema de discusión que nos enriquecerá.

Probablemente el hombre primitivo intuyó la existencia del alma a través de sus sueños, pensaba que cuando dormía algo de él salía de su cuerpo y vivía sus propias experiencias y en esos sueños veía a otras “almas”  o partes de otras personas generalmente conocidas: hijos, mujer u otros miembros de su tribu. Esta toma de conciencia no fue más que la revelación de una creencia natural o, más exactamente, de un conocimiento innato, pues el hombre, desde su creación, ha poseído siempre una esencia espiritual, a través de la cual era conciente intuitivamente de la existencia de algo superior.

Posteriormente, mientras el pensamiento evolucionaba, el hombre se empezaba a plantear nuevas cuestiones acerca del alma, ahora intuía que era inmortal y buscaba pruebas objetivas que reforzasen sus teorías. Platón se planteó la existencia del alma inmortal en varios de sus diálogos más conocidos (Menón, República, Felón y Fedro). David Hume escribió que sólo el evangelio podría dar luz sobre la existencia del alma y su inmortalidad y ponía como imposible probarlo a través de la razón.

Por otra parte, no existe ninguna religión cuyo credo no esté basado en la existencia del alma. Esto se debe a que la mayoría de los movimientos religiosos reposan en las enseñanzas que los más grandes iniciados han transmitido sobre este tema. En efecto, cada uno de ellos, llámese Jesús, Mahoma, Buda, etc, ha predicado la espiritualidad y la necesidad de que cada ser humano se perfeccione en contacto con el mundo terrenal y con las pruebas que ello conlleva. Ahora, es evidente que si todos los que han marcado la historia religiosa de la humanidad han tenido idénticos propósitos en épocas diferentes y en países muy alejados unos de otros, es porque todos ellos han tenido acceso a una misma sabiduría, llamada Tradición Primordial o también Teosofía, es decir Sabiduría Divina.

Sin llegar a considerar a las personalidades fuera de lo común que acabo de mencionar, han existido y existen una multitud de filósofos, sabios y artistas que, en distintos campos, han tocado el tema con mucha convicción. Respecto a ello, podemos notar que las más bellas obras literarias, científicas y artísticas han sido creadas por aquellos que admitían su existencia y ponían su talento al servicio de sus convicciones  místicas o religiosas. Aparte de Platón y Hume que ya mencioné,  tenemos el caso de Leonardo Da Vinci, René Descartes, Isaac Newton, etc. Cómo podríamos considerar que estos seres excepcionales eran utópicos y que fundaron toda su existencia en valores falsos? En este terreno, quizá más que en ningún otro, debemos dar prueba de humildad y saber reconocer la evidencia, no material, que nos presentan los sabios y místicos de todos los tiempos.

Esto nos demuestra que no todo en masonería, se puede demostrar racionalmente. Al igual que nuestra creencia en el alma inmortal, nuestra firme creencia en un principio creador  que llamamos G.·.G.·.D.·.U.·., se fundamenta en todo lo que he mencionado anteriormente. Si juramos como masones es porque creemos que lo contenido en el V:. de la L:.S:. es la voluntad revelada del Principio Creador. Quiénes somos nosotros para afirmar que lo escrito y lo enseñado por los grandes iniciados o profetas son falsas verdades? Quiénes somos nosotros para afirmar que estaban equivocados? Quiénes somos para despreciar el conocimiento que aquellos que son más grandes que nosotros han aportado a los hombres?


El haber escogido intentar desarrollar este tema en esta oportunidad, me ha demostrado lo arduo y apasionante que es el camino que debe seguir el masón. Un camino de estudio, de meditación constante, de aprovechar cada frase, cada experiencia vivida por gente que fue más allá de lo tangible, más allá de lo materialmente demostrable. Me siento afortunado de pertenecer a una sociedad de hombres que razonan pero que también creen, que también tienen fe.


jueves, 14 de agosto de 2014

La Amistad



¿Qué lazo más noble que el de amigo? ¿Qué algo más noble puede conceder un hombre que su amistad? Las relaciones que comporta la vida común y corriente se rompen fácilmente, pero hay un vínculo que persiste a través de la eternidad, y es el de la confraternidad, la unión de los átomos, la amistad del polvo estelar en su camino por los espacios infinitos, la hermandad de los soles y los mundos, de los dioses y los hombres. Las manos enlazadas por la amistad se unen con un lazo eterno: la camaradería del espíritu. Nadie más desolado que el que no tiene amigos. Y nadie más honrado que aquel a quien sus virtudes le han dado una amistad. Tener un amigo es bueno, pero ser amigo es mejor. El titulo más noble que se le diera a un hombre, el distintivo más elevado que hayan discernido los dioses, fue aquel que saliera de los labios de ¡ove al contemplar a Prometeo: “¡He ahí un amigo del hombre!” Quien sirve a los hombres, sirve a Dios. Éste es el signo de la fraternidad de nuestra Orden, porque las manos entrelazadas por la amistad sostienen y vivifican el plan divino. Los lazos del parentesco pueden disolverse, mientras que la amistad subsiste. Servid a Dios mediante la amistad: como amigo del alma de todo lo humano, sirve a sus necesidades, ilumina sus pasos y allana su camino. Que el mundo, en acorde unísono, pueda decir del Masón: “He ahí un amigo de todo el mundo”. Que también diga al referirse a la Logia: “Es sin duda un círculo de amigos, camaradas en espíritu y en verdad”.